La sucralosa es utilizado como edulcorante común, descubrió en 1976 de forma accidental por Shashikant Phadnis, estudiante del King’s College de Londres en Reino Unido. Este junto a un grupo de investigadores del Queen Elizabeth College que buscaban la manera de sintetizar azúcares halogenadas en la Universidad de Londres, en una de sus pruebas comprendió mal una instrucción y agregó cloro al azúcar.
En la Unión Europea, también se conoce a la sucralosa con el código de aditivo E955. Es aproximadamente 600 veces más dulce que la sacarosa (azúcar común), casi el doble que la sacarina y 3,3 veces más que el aspartamo.
Por su alto poder edulcorante, no necesita de grandes cantidades en su utilización, e único porque apenas aporta calorías aun habiéndose procesado a partir del azúcar y se utiliza para añadir un efecto endulzante a bebidas de bajas calorías y alimentos procesados.
Su sabor es similar al de la sacarosa y no suele dejar regusto desagradable, a comparación de otros endulzantes.
Gran parte de la sucralosa ingerida no es absorbida en el tracto gastrointestinal, al contrario es que se excreta en las heces, solo se absorbe entre un 11 y el 27 %. La que se absorbe en el tracto gastrointestinal se filtra al torrente sanguíneo por el riñón y es eliminada en la orina, y aproximadamente de un 20 a 30 % se metaboliza.
¿Es seguro para su consumo?
Sí, la sucralosa es segura para su consumo. Es uno de los ocho edulcorantes bajos y sin calorías permitidos por la FDA para su uso en el suministro de alimentos de los Estados Unidos. Los ocho han sido rigurosamente probados y revisados. Las principales autoridades sanitarias mundiales como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el Comité Mixto FAO / OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA), la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU.
Algunas de las instituciones mas importantes del mundo como las (FDA), Food Standards Australia New Zealand (FSANZ) y Health Canada han determinado que la sucralosa es segura para el consumo humano.